jueves, 3 de mayo de 2012

CLIVE OWEN ( Esquire-Latinoamérica)






El chico de clase obrera que se aferró a ser actor nos da una clase magistral de cómo sí se puede ser exitoso y feliz

Por: Francisca Yolin | Fecha: 26/04/12



LAS CONTRADICCIONES
Jack: "I'm not an enigma, just a contradiction".
Croupier, 1998

Para entender a Clive Owen hay que partir de la base de que ese aire misterioso que lo rodea es parte de su esencia como persona y como actor. Su "inescrutabilidad", para usar una de esas palabras complicadas -e inventadas- que le gustan a los críticos. Y esta idea surge de las percepciones encontradas que se tienen sobre él. Aquí tres casos:
A) Clive Owen es demasiado serio, como sus personajes; recordemos, sólo por mencionar dos ejemplos al azar, que ni Larry, de Closer, ni Dalton Russell, de Inside Man, parecen hombres felices. Contradicción 1: La gente que ha trabajado con él dice que Owen es un gran bromista. "La verdad es que no esperaba a alguien tan divertido", dijo Julianne Moore, su coprotagonista en Children of Men (2006).

b) Clive Owen es un tipo enamorado del lujo, que se viste de Armani y usa relojes Jaeger-LeCoultre. Contradicción 2: Cierto, Clive se pone Armani y Jaeger-LeCoultre, pero lo hace de corazón, porque la marca de Giorgio y la alta relojería lo apasionan. Sin embargo, Owen es sobre todo un hombre sencillo que disfruta preparar el desayuno para sus hijas, llevarlas a la escuela e ir al estadio del Liverpool. Y que se enfurece cuando su equipo
c) Clive ama actuar, los grandes filmes y ser una estrella de cine. Contradicción 3: Clive ama actuar, pero no rechaza participar en un buen filme independiente, por más pequeño que sea, y trata a la fama como el animal impredecible que es.
¿Qué versión de Clive Owen es la verdadera? ¿La del galán rudo de Hollywood que viste impecable y se rodea de amigos famosos, o la del padre de familia, forofo del futbol, que vive sin grandes caprichos, fuera del ocasional Jaguar que adorna su cochera? Clive Owen es todo eso y más. Y es eso lo que lo hace tan fascinante y lo convierte en un maestro de la vida. Aprendamos.
Primera lección: respétate a ti mismo

Dalton Russell: "I'm no martyr. I did it for the money. But it's not worth much if you can't face yourself in the mirror. Respect is the ultimate currency".
Inside Man, 2006
A Clive Owen le encanta ir al estadio a ver al Liverpool y ser uno más entre la multitud. Le gusta vivir en Londres y salir con sus hijas, porque en esa ciudad es raro que lo reconozcan o que lo molesten. Nunca viviría en Los Ángeles ni frecuentaría lugares de moda que estén sitiados por paparazzi. A Owen lo que le gusta es actuar, sin todo lo que rodea a las celebridades de su calibre. Cuando el trabajo se acaba, cuelga el disfraz de "Clive Owen: estrella de cine" para convertirse en "Clive Owen: padre, esposo devoto e interpréte desafinado de "You'll never walk alone", el himno de los Reds.
No es que deteste ser famoso. Entiende su buena suerte y está agradecido por ser quien es. Le gusta tener trabajo y, más aún, poder escoger sus proyectos y los directores con los que colabora. Eso se lo debe a la fama, y lo sabe. Pero se da un lujo que pocos actores de cine pueden: para él, la presión de que sus filmes sean éxitos de taquilla ha desaparecido, como dice en una entrevista exclusiva con Esquire: "Cómo un filme funcione comercialmente es algo de lo que otra persona tiene que preocuparse, no yo. Yo sólo hago mi trabajo lo mejor posible. Además, es importante recordar que un éxito de taquilla no necesariamente significa que la cinta es buena. Si valorara mi carrera en términos de lo que recaudan mis películas, tendría que replanteármela. No es que haya sido un actor de éxitos infalibles".
También ha sido capaz de sortear otra cara de la fama, una mucho más peligrosa: la de la estrella mediática adicta a la atención. Su relación con los medios se acaba en cuanto termina de promocionar la película en turno. No es que los odie. El británico acepta que es importante mantener una relación cordial, pero entiende que vincularse más de lo indispensable con ellos puede resultar, al menos, contraproducente.
Al actor no le interesa adoptar diez hijos de todos los colores, vender sus momentos Kodak a la prensa, ni terminar en la primera plana de los periódicos por una foto muy poco favorecedora sacada por la policía. "Para poder tener una vida personal tranquila, todo tiene que ver con cómo te conduces", ha dicho. "Soy bastante bueno en mantenerme en lo que realmente me importa y puedo detectar el peligro cuando se acerca".
Ésta es la ventaja de haberse vuelto famoso a nivel mundial hasta los 35 años con Croupier, cuando tenía tiempo de casado y muchas tablas en el teatro. Además, la fama ya le era familiar en Inglaterra, donde años antes había protagonizado la serie de televisión Chancer. "Prefiero mil veces que el éxito haya llegado más tarde. Cuando eres joven es muy fácil volverte loco. Con 20 años ya empezaba a ser conocido y me di cuenta que son muchas las tentaciones. Puede ser muy desorientador. Para un actor es muy importante el equilibrio, centrarse en el trabajo. Tu carrera depende siempre de tu última película", afirma.



Lecciones de vida de Clive Owen

Lecciones de vida de Clive Owen

El chico de clase obrera que se aferró a ser actor nos da una clase magistral de cómo sí se puede ser exitoso y feliz

Por: Francisca Yolin | Fecha: 26/04/12

Segunda lección: valora lo que tienes (y come queso)

Ray Koval: "I think about you all the time. I think about you even when you?re with me. I look at you, I can?t stop looking at you. I look at you, and I think, ?That woman... That woman knows who I am and loves me anyway?".
Duplicity, 2009

"Vivo una vida normal, no me gusta el drama en mi vida, le dejo eso a otras personas. Me siento muy afortunado de tener una carrera tan gratificante, que me satisface tanto y que después de todo puedo ir a casa con una gran familia", dice Owen. Y creános, es difícil que el actor hable mucho más sobre esa gran familia.
Sabemos lo siguiente: érase una vez dos jóvenes actores que se conocieron en un ensayo de Romeo y Julieta. Él ?un chico de 19 años llamado Clive Owen? era Romeo; ella ?­una chica de lentes que respondía al nombre de Sarah-Jane Fenton­? era, obvio, Julieta. Se enamoraron, se casaron y tuvieron dos hijas. Sarah dejó la actuación para atender a su familia, y Clive se responsabilizó de traer el pan a la mesa. Volvió con algunos millones de dólares en su cuenta bancaria y el prestigio de ser uno de los mejores actores de la actualidad.
A Owen todo esto le funciona muy bien: "Tener una vida fuera de la industria es lo más importante. Tengo una vida personal muy establecida, en la que me gusta trabajar en el jardín y probar quesos. Mi infancia fue buena pero difícil, como la de cualquier familia de clase obrera. Sé lo buena que es mi vida y no la arriesgaría por nada".

Tercera lección: manda a tus críticos al carajo
Maid: Do you think he's the murderer?
Robert Parks: It's worse than that... he's an actor!
Gosford Park, 2001

Puede ser difícil ir en contra de todas las probabilidades. Clive, un aficionado a las carreras de caballos, lo sabe. Pero al hacerlo puede resultar lo inesperado, gracias a la combinación del trabajo y la suerte en proporciones imposibles de determinar. Y es que la vida de Owen es, en buena parte, un compendio de improbabilidades. La más grande de ellas: cómo pasar de ser un chico de la clase obrera inglesa a una estrella de cine conocida en todos los rincones del planeta.
Todo empezó en la escuela. "Hice una obra cuando tenía trece años y desde ese momento supe que quería actuar", dice. Nadie le creyó, pero él nunca cedió. Luego tuvo la osadía de postular a la tradicional The Royal Academy of Dramatic Art (rada). Más aún, tuvo la osadía de ser aceptado. No fue un alumno brillante, pero le sirvió para conocer a su esposa y para confirmar lo que quería. "Nunca consideré otra carrera. A veces no tener una alternativa o una red de seguridad te obliga a lograr tus objetivos. ¡Eso y mucha suerte!", explica.
El teatro fue su primera pasión, pero el cine se convirtió en su amor definitivo. "Me gusta mucho la gente que es buena en lo que hace y hacer una buena película depende de que muchas personas hagan su trabajo bien. Es una gran colaboración", afirma.
Entonces se gestó un método, que es un acercamiento literario a su trabajo. Porque en el inicio, siempre está el guión: "Soy más que nada un actor para ser contratado. Me gusta la idea de recibir un guión, emocionarme y querer hacerlo. Con respecto a los personajes, siempre me siento atraído a los que están en conflicto porque el conflicto es drama. Ver a un personaje luchar con algo es siempre más interesante que algo que se da fácil".
Luego está la preparación, que resulta "diferente para cada papel. Entrar en el personaje es distinto para cada película, algunos roles son más directos, mientras otros toman más tiempo e investigación", dice. "No soy fanático de la improvisación, me gustan los buenos diálogos. Algunas de las mejores actuaciones ocurren cuando un actor toma un diálogo muy bien escrito y lo hace parecer como una improvisación".
Después viene el rodaje y una de sus grandes pasiones: la colaboración del equipo. "El cine es un medio de directores. Siempre comienza con un guión, pero un buen guión mal dirigido de todos modos es un mal filme. Me gusta trabajar con mi director y me siento cómodo con el hecho de que él es el jefe, con que él unirá las partes", dice. La selección de directores es fundamental para Owen, que ha trabajado con grandes realizadores como Robert Altman, Spike Lee, Alfonso Cuarón, James Marsh, Scott Hicks y Tom Tykwer. "Otros dos con los que me gustaría trabajar son Paul Thomas Anderson y Jacques Audiard", añade.
Con la promoción termina su trabajo. Ni siquiera las críticas le importan. "Desde que en una misma obra recibí críticas de ?Falló en todo? y ?Está sensacional?, me di cuenta de que todo es una opinión personal. Soy mi crítico más duro", explica.
Y por fin llega el momento de regresar a casa.




 

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